Cabría aquí un detallado y
profundo análisis estadístico sobre la debacle del IPN en cuanto a sus
representaciones de fútbol americano en ésta y muchas temporadas previas pero
considero que no es necesario, ya que te ha interesado leer esta nota y con
ello asumo que sabes que dicha situación es una realidad más que demostrada.
Por lo tanto, vayamos a lo siguiente.
Si medimos el éxito de un
programa por sus triunfos deportivos es evidente que hay un fracaso rotundo en
las últimas dos décadas; si lo hacemos atendiendo al aspecto académico,
encontramos que los resultados son sumamente cuestionables e insuficientes. Después
de varios años ya de distanciamiento con las escuelas privadas que becan,
parece más que demostrado que el problema no está en el supuesto “pirateo” de
jugadores o en la ONEFA en sí pues otras instituciones como la UNAM o UANL han
prevalecido. Definitivamente algo anda muy mal.
Hace algunos años hubo una crisis
grave cuando desde arriba quisieron borrar de un plumazo al equipo de Águilas
Blancas para reducir la participación en liga mayor del IPN a un solo equipo
radicado en Zacatenco y dicha iniciativa falló. Y el error viene aquí: mucha
gente considera que la solución se encuentra atendiendo el problema en este
nivel, en la fachada (última etapa del proceso completo), y no es así. La falla
es estructural y se encuentra en los cimientos, algo que cualquier ingeniero
civil egresado de esta excelente casa de estudios podría apreciar en un buen
análisis de la situación. Y buscando los cimientos, ¿dónde los encontramos? En
la vocacionales, las cuales, para quien no esté al tanto, son 16 y de ellas al
menos 10 tienen equipos de fútbol americano con larga tradición.
El esfuerzo se ha dirigido al
lugar menos adecuado: la pirámide se tiene que invertir. Los mejores recursos
deben estar destinados no a la liga mayor donde se espera la cosecha, sino a
las vocacionales y a toda su infraestructura académico-deportiva. Hay mucho por
hacer: es necesario ubicar a los mejores entrenadores ahí, proporcionar apoyos
alimenticios a los jugadores, brindar asesorías académicas e incluso asignar horarios
de clases preferenciales que permitan compaginar tiempos de entrenamiento y
estudio, etcétera, un largo etcétera. Y es que se trata de estudiantes que además de cumplir con sus
obligaciones académicas, representan a su escuela practicando un deporte.
Ahora, ¿hablamos de fútbol? Un
buen programa coordinado por un adecuado staff debe dictar y coordinar sistemas ofensivos y
defensivos similares en todas las vocacionales de tal manera que los muchachos
cuando arriben a liga mayor tengan al menos 3 o 4 años adaptados a la misma
terminología y estilo de juego. Si las vocacionales necesitan foguearse con los
mejores equipos de su categoría que lo hagan sin importar la liga en que estos
participen. Hay un adagio difícil de contrariar que dice: “si quieres ser el
mejor, debes enfrentar a los mejores”… y qué mejor manera que hacerlo desde la
etapa de las vocacionales.
Entiendo que el éxito deportivo podría
no ser considerado una prioridad en esta institución educativa pública pero entonces
cabe plantear: ¿Para qué fútbol americano en el IPN? Esta es la primera
pregunta que deben hacerse el instituto y contestar de la manera más honesta y
clara posible. Si la respuesta es favorable al deporte entonces lo que sigue es
actuar en consecuencia y a fondo. De otra manera, alguien más estará redactando
una nota muy similar a ésta en 20 años.
El Director actual del IPN, Enrique
Fernández Fassnacht, ha dado señales de ir en la dirección correcta con
decisiones como la re apertura del estadio Wilfrido Massieu, no obstante está por verse si tiene el temple para aceptar el amargo trago que significa sembrar y
esperar frutos a largo plazo, porque eso es justo lo que se necesita hacer.
Estoy totalmente de acuerdo, ahora que regresaron las juveniles de las Vocacionales a ONEFA seria importante que los HC Zárate y Castillo acudan a los juegos y vean el talento que pudieran subir a sus respectivas Intermedias, hacer un buen scout e invitar a esos jugadores a integrar buenos equipos y a los demás asignarlos a los demás equipos como Átomos, Cheyenes, Ola Verde etc que juegan en Fademac y OMOFAO, salvo los Osos y Vikingos que se las están viendo duras en sus respectivas conferencias, pero los Jaguares llevan la carrera del Tennessee en la conferencia 5-A, Fogoneres y Sioux liderean la 5-B y los Halcones CET-1 en la 6, se me hace que hay talento y porque no decirlo hay tela de donde cortar, pero aquí es ponerse las pilas ya....
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